Este proyecto es una inspiración directa de Shirakawa, la histórica ciudad japonesa conocida por sus casas al estilo gassho-zukuri, las de las “dos manos rezando”.
Esta técnica arquitectónica tradicional nipona se caracteriza por sus techos inclinados en forma triangular para resistir las fuertes nevadas que azotan la región durante el invierno.
Nuestra intención era proyectar una aldea con un espacio común entre las cabañas, caminos que las comunican y un portón; una sensación de comunidad que permita vivir una experiencia compartida en el bosque.
En el centro de la aldea, donde se solían encontrar los templos budistas, imaginamos una instalación artística con un ritual de iluminación que se encendería al caer la noche.