Este proyecto nace del entorno y se convierte en parte de él: surge de recuperar la idea de casa de pueblo con un edificio con alma española. Crear, en definitiva, una síntesis perfecta de la casa rural mesetaria. Así que para diseñar este edificio nos permitimos navegar entre el imaginario del pueblo español, con sus terrazas y materiales térreos, y aprovechar las vistas al entorno del embalse de Entrepeñas.
“Así entiendo yo a la arquitectura y así intento pensar ella, como una masa corpórea, como membrana, como material, como recubrimiento, como membrana, tela, terciopelo, seda…, todo lo que me rodea. ¡El cuerpo! No la idea del cuerpo. Un cuerpo que me puede tocar.”
—Peter Zumthor
Con la intención constante de comprender y respetar la tradición, creamos un complejo de viviendas de solo tres plantas. El proyecto se basó en crear múltiples espacios en volúmenes interconectados que dan la sensación de pertenecer al lugar, de brotar de él, de apenas ocupar el espacio necesario.
Las vistas se direccionaron hacia el embalse y se priorizaron los espacios de terrazas en diferentes niveles. Recuperamos las pérgolas y los arcos de la arquitectura tradicional de la zona para aprovechar y, al mismo tiempo, matizar la variabilidad del clima.
El bloque compacto de la torre se rompe para aumentar la diversidad de rincones, para reconocer los espacios de un pueblo, para reducir el impacto visual y mimetizarse con el uso de materiales del entorno. Buscamos implantar una casa de recreo vinculada en sus orígenes con la nobleza, en la línea de las villas palladianas y las quintas y, en cierto sentido, relacionada con las country houses inglesas, los châteaux franceses o los landhaus alemanes.