Este proyecto es un concurso para diseñar un restaurante y una galería de arte en una zona reconocida mundialmente por sus vinos: Mendoza, Argentina. Partimos del propio entorno así que propusimos un recorrido experiencial de los cuatro elementos: tierra, aire, fuego y agua.
Proponemos detener el tiempo en un refugio, volver a las fuentes, entrar en la tierra y descubrir sus frutos. Sentir la pausa del agua.
La exploración empieza en el exterior, la tierra, y termina en el centro del edificio, en la cocina, el fuego. La construcción surge de la tierra y se expande en el territorio. Por eso quisimos crear una masa que se fusiona en el terreno a través del material escogido, el hormigón de colores terrosos, y de la sucesión de patios que permiten organizar las actividades al interior.
Una estructura atemporal, definida por la sencillez de las formas y el contacto con los elementos del entorno, que despiertan y estimulan todos los sentidos.
“Desde el espacio con su hermano el tiempo bajo la gravedad insistente, sintiendo la materia como un espacio más lento, me pregunto con asombro, sobre lo que no sé” —E. Chillida