Esta casa en Font Romeu mezcla el respeto por la arquitectura local y la pasión de los clientes por los edificios tradicionales del Japón. La madera entonces se convierte en el material principal para crear la estructura y dar forma a esta vivienda en la montaña.
Superponemos los edificios en sección de manera que el techo de una planta es el jardín de la otra. Esta estrategia nos permite ganar espacio exterior utilizable y a la vez rompe el volumen del edificio favoreciendo la integración paisajística
Al ocupar el espacio visible en terrazas, romper la masa arquitectónica que ocuparían los espacios necesarios para albergar a 15 personas, y crear jardines integrados en la naturaleza, este proyecto se convierte en un paisaje de pequeñas casas que se funden en el lugar.
El origami se convierte también en punto de partida, así que, como si se tratara de una hoja de papel, la casa se modela a partir de pliegues que dan forma a un conjunto de cubiertas inclinadas que acogen un gran salón, el protagonista indiscutible de la edificación.