La arquitectura del lugar y la montaña son los elementos inspiradores de esta casa: los chalés franceses del siglo XIX y la naturaleza apoteósica. El desafío fue reinterpretar esa arquitectura, como pedía el cliente, sin que estuviera demasiado atravesada por la modernidad de las formas o los materiales actuales.
Creamos, entonces, una casa en la que se siente la autenticidad del entorno en un refugio contemporáneo, una mezcla cuidadosa de materiales industriales, como el hormigón contralaminado, con materiales naturales y locales, en particular la piedra y la madera envejecida. Esto hizo posible crear un juego de llenos y estructuras pesadas con espacios vacíos y livianos. La edificación, entonces, es una gran estructura de madera que se asoma al paisaje y que, por completo, se asienta en una base de piedras.
Para acceder a la casa, se debe recorrer un jardín por uno de los costados. La idea es participar del considerable cambio de temperatura de las estaciones también en el exterior. La vivienda está organizada en niveles, como ya lo hacemos en las casas de montaña que hemos diseñado. Así que, una vez más, la montaña y la plenitud de la luz solar se abren en la fachada visible, a medida que se sube desde el vestíbulo de entrada, con grandes ventanales que prolongan la vista hacia el horizonte verde y azul.
